
El error de fabricación de la tela me sirve para componer por capas horizontales, tal como el cuadro de Goya o la película “Terciopelo Azul” de David Lynch. Una cabeza apenas asomada sobre la superficie, cuyo subsuelo parece esconder –además del cuerpo del perro- el mal del mundo.
Un animal siendo aparentemente atrapado, una superficie errónea.
Más que otorgarle lecturas a la pintura, es un ejercicio manual luego de ir a buscar telas a la calle Bandera. Un trabajo de maquinarias industriales con error de ejecución y una actividad mental y artesanal en la que termino pintando una cabeza de perro por puro gusto. Gusto por Goya, por Lynch, por los perros y por pintar.
1 comentario:
TOdo lo que venga inspirado en David es sagrado.
Aleluya, ya era hora de verte en un blog.
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