lunes, 24 de marzo de 2008

Un Pit Bull en mi pieza.

La vecina acaba tirar agua a mi equipo de música
y a pesar de la lluvia
Pink Floyd sigue tocando en vivo.
Afuera hace calor aunque el sol se esté yendo
mientras espero un programa de cine
y después un partido de fútbol
en la radio
y a mi lado, un enorme Pit Bull
que estoy pintando.

viernes, 21 de marzo de 2008

¡Hay carajo!


Ya de vuelta en Santiago y hay carajo, que fin de viaje tuve. Recién llegado a La Paz me robaron el bolso de mano con mis dibujos, entre otras cosas; una pena (¿habrá sido un chileno ladrón de aquellos que nos sobran y que exportamos a Europa? Me parece que no, parecía boliviano y era en Bolivia). Lo de la Policía boliviana es cuento aparte; mucha rabia.
Durante el tiempo que estuve en Bolivia la causa de muerte de los pacos fue por linchamiento, así de simple y bruto. Tipos venidos a menos o macacos suciamente uniformados sin capacidad de razonamiento, entendimiento, acción ni diálogo, y con una radio en la mano, aparato que por lo demás nunca usan. Su arma; el aspecto. Altura con sombrero; 1,65 mts. Formación; nula. Su mayor desafío; tocar el pito.
El más humano de los pacos que vi en La Paz fue un joven capaz de orientarme y tenía en su celular una foto porno. Resulta que el enchulamiento debe ser una de las instituciones que mejor funciona en el país.
No hay auto en Cochabamba que no tenga una añadidura, un retoque, un maquillaje. Pero volviendo a la policía es abrumador comprobar la absoluta ineficiencia no de uno, sino de todos los pacos y guardias que en algún momento estuvieron en el lugar del robo; El terminal de buses. Me pareció bastante cruel la realidad que pude apreciar, pues visité además la oficina central de policía cuyas instalaciones dejaban bastante que desear. Ahí me pasaron un papel donde debía anotar mis datos y los del ladrón, e indicar en un dibujo la ubicación exacta de la residencia del sujeto mientras un supuesto policía miraba dibujos animados.
No tuve la inteligencia de enchularme y camuflarme para dejar todo cubierto con un aguayo colgado a mi espalda, con dibujos y recuerdos de viaje, imágenes imborrables de niños trabajando a vista de una sociedad que lo tolera y cuerpos linchados y quemados exhibidos en los periódicos.
Según Pipo, dibujante del diario Los Tiempos de Cochabamba el futuro de Bolivia se ve negro. Yo el presente lo vi negro, enchulado, callado y pequeño.